Capítulo 3: Venezuela, la revolución Cubana y los regímenes híbridos

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On lunes, 6 de julio de 2009 0 comentarios

Decir que Chávez ha desafiado él sólo a la oligarquía venezolana y al poder del imperialismo es exagerado y coloca en un papel secundario el movimiento de la clase trabajadora. Es cierto que el gobierno de Chávez es una espina para el imperialismo norteam­ericano, para Bush y las clases gobernantes de América Latina que quieren que su gobierno termine. Venezuela ha sido uno de los principales defensores de precios más altos para el petróleo y evidente­mente EE.UU. no quiere a un gobierno "poco confi­able" que además es uno de sus mayores provee­dores de petróleo. El régimen de Chávez ha sido un problema para el rol del imperialismo norteameri­cano en Colombia y también se ha opuesto a la inter­vención de EE.UU. en Irak.


Sin embargo, aun no ha llegado tan lejos en desafiar -como otros gobiernos- a los intereses del imperialis­mo. Luego de la revolución, el gobierno Cubano de Castro, bajo la fuerte presión de las masas y debido al embargo impuesto por el Imperialismo norteamer­icano, nacionalizó las compañías cubanas y norteam­ericanas y abolió el capitalismo, aunque mediante el establecimiento de un régimen controlado por una privilegiada casta burocrática y no basado en una democracia de los trabajadores.


El gobierno Sandinista en Nicaragua, que quebró el aparato estatal de Somoza, también fue mas allá que Chávez y nacionalizo importantes sectores de la economía y que incluyeron algunos intereses norteamericanos. Pero el capitalismo no fue derroca­do -a diferencia de Cuba- y esto le permitió triunfar en el futuro a la contrarrevolución, donde la clase domi­nante recobra el control de la maquina estatal y de la sociedad. Esto fue posible gracias a la colusión de la propia dirección Sandinista.


En Chile, bajo Allende, junto a importantes intereses del imperialismo, fue nacionalizado el 40% de la economía. Este y otros gobiernos fueron obligados por la presión del movimiento popular a ir mas allá contra los intereses del imperialismo norteamericano de lo que Chávez ha llegado.

En "Encuentros con Hugo Chávez", se hace una sobrevaloración, exagerada del papel que Chávez ha jugado en esta fase de la revolución Venezolana. En dicho libro se plantea: "La revolución Bolivariana de Hugo Chávez es una amenaza directa al Imperialismo norteamericano debido al ejemplo que esta dando a las masas oprimidas de Latinoamérica." En el mismo articulo, Woods también hace referencia a los discur­sos con que Chávez defiende su revolución y dice que es "una inspiración para los trabajadores del mundo entero, usted ha logrado un milagro, la fuerza motriz de la revolución es la clase trabajadora y las masas, ese es el secreto de su futuro éxito. Sin embargo, la revolución no esta finalizada y no finalizara a menos que usted destruya el poder económico de los banqueros y capitalistas..." (énfasis nuestro).


Es verdad que las masas en Venezuela han dado una tremenda lucha y tomado importantes iniciativas, sobre todo derrotando el intento de golpe de estado (abril del 2002) y la paralización patronal (entre diciembre del 2002 y enero del 2003). Pero también es cierto, que el éxito futuro de la revolución consiste en destruir el poder económico de los capitalistas. Sin embargo, esto todavía no ha sucedido, y lo que es más importante, no es todavía algo con lo que Chávez este amenazando. La revolución Venezolana tiene todo el potencial para desarrollarse en este camino, pero esto aun no ocurre y por consiguiente todavía no representa una amenaza inmediata y directa a los intereses del imperialismo de EE.UU. y del capitalismo. Esto no significa que el imperialismo este tranquilo con Chávez en el poder. Al contrario, el imperialismo norteamericano y los representantes del capitalismo Latinoamericano, como Fox en México, Lagos en Chile e igualmente Lula en Brasil, han abandonado a Chávez y también quieren que caiga su gobierno. Todos ellos temen ante todo que el movimiento de masas en Venezuela vaya mas a la izquierda y pueda entonces amenazar directamente sus intereses, también temen del ejemplo que la lucha de las masas venezolanas dará a los trabajadores en sus propios países.


Estos temores están bien justificados. La presión de las masas para llevar adelante la revolución y la ame­naza de la reacción pueden empujar al gobierno de Chávez a tocar de manera más directa los intereses capitalistas, por ejemplo, nacionalizando importantes sectores de la economía.


Sin embargo, esta situación aun no se ha presenta­do. El ritmo de la lucha entre la revolución y la contrarrevolución puede poner esto hoy en la agenda, pero no es automático y es incierto si la contra-revolución pueda afianzar una victoria antes de que este proce­so se desarrolle. Sin embargo, para Woods todo el proceso esta aparentemente predeterminado, inde­pendiente de los resultados de la lucha de clases y del papel de los dirigentes. Woods concluye en "Tesis sobre la revolución y contrarrevolución en Venezuela" diciendo: "La revolución Venezolana, siguiendo el excelente ejemplo de la Revolución Norteamericana" (1776) igualmente no dudara en tomar medidas para eliminar el poder económico de la contra-revolucionaria minoría." Pero es exacta­mente lo que Chávez ha hecho, dudar en tomar las medidas necesarias para terminar con el poder eco­nómico de los contrarrevolucionarios. Es mas, 1776 no fue llevada a cabo una revolución social. Las propiedades confiscadas de los capitalistas pro-Británicos fueron entregadas a la burguesía que apoyaba el establecimiento de EE.UU. como país capitalista independiente.


El resultado de cualquier revolución no esta predesti­nado y depende de muchos factores, y no es de menor importancia la conciencia de las masas y el papel de la dirección. El hecho de que la revolución todavía no haya desafiado al capitalismo es un factor que clara­mente ha debilitado el impacto a nivel internacional en la conciencia de la clase trabajadora. Lamentablemente, todavía el movimiento en Venezuela no ha sido una inspiración para los trabajadores del mundo entero y no se compara con el impacto que causo la Revolución Cubana o los eventos en Chile bajo Allende, sobre la clase trabajadora internacional.


Existe indudablemente gran simpatía y apoyo al gob­ierno de Chávez, y oposición a los intentos del impe­rialismo por derrocar su régimen, sobre todo en Latinoamérica. Sin embargo, la clase trabajadora no se ha visto inspirada o motivada en la misma magni­tud como lo hizo durante la revolución cubana, Chilena o incluso la nicaragüense y otras.


El factor decisivo que ha disminuido el impacto de los eventos en Venezuela y que incluso ha limitado y visto como lejano el proceso revolucionario que esta dándose es que el movimiento no ha abrazado aun la idea de la alternativa socialista al capitalismo. Chávez todavía no ha propinado golpes determinantes contra el imperialismo. La revolución no esta clara ni concientemente bajo la dirección de la clase trabajadora. Un factor adicional ha sido también la perdida de una conciencia socialista a nivel internacional y la ausen­cia de poderosos partidos de la clase trabajadora que podrían realizar una movilización internacional en apoyo a los trabajadores venezolanos.

Las masas se han movilizado contra la vieja y corrupta élite política, contra el neoliberalismo e incluso contra el propio sistema. Estos son desarrollos sumamente significantes y representan los primeros pasos de una nueva ola de luchas de la clase trabajadora en Venezuela y Latinoamérica. Pero estos movimientos no han abrazado aun la idea de la alternativa socialista.


Esto contrasta con otros movimientos revolucionar­ios en el pasado. La revolución Cubana evolucionó rápidamente en esa dirección y en consecuencia tuvo un impacto mucho mayor que el que Venezuela ha tenido hasta ahora. En Cuba, el capitalismo fue derrocado y por lo mismo la vida de las masas fue transformada. Se termino con el analfabetismo, fue introducido un sistema de salud gratuito, se propor­ciono comida y viviendas adecuadas, las expectati­vas de vida fueron elevadas a niveles comparados sólo con países capitalistas industrializados. En Nicaragua, la anterior élite dominante que encabeza­ba Batista fue obligada a huir y el patio trasero de los hombres de negocios del imperialismo norteameri­cano fue cerrado. Estos beneficios sin embargo fueron posibles debido a la introducción de una economía planificada que recibió subsidios económi­cos de la Unión Soviética.


A pesar de los tremendos beneficios alcanzados, al apoyo internacional y a la simpatía que genero la rev­olución Cubana, esto no dio como resultado el establecimiento de una genuina democracia obrera, donde la sociedad estuviera bajo la administración y control de la clase trabajadora. En cambio, una capa burocrática privilegiada controló la sociedad, con un apoyo masivo de la población, pero sin la existencia de una democracia obrera genuina donde los traba­jadores democrática y concientemente controlaran y planificaran la sociedad. También, falto una perspec­tiva y una clara política para extender la revolución internacionalmente y sobre todo a través de Latinoamérica lanzando la creación de una Federación Socialista democrática de Latinoamérica.


El establecimiento de un gobierno burocrático fue posible debido a que, aunque existía un apoyo masi­vo hacia la revolución, la clase trabajadora no cumplió un papel de dirección en la revolución y no hubo un partido socialista revolucionario, a diferencia de la Revolución Rusa en 1917. En cuba, la revolución fue encabezada y llevada a cabo de una forma dis­torsionada, bajo la dirección del movimiento guer­rillero alrededor de Fidel Castro. En Chile aunque el capitalismo no fue derribado, el movimiento se desplegó rápidamente bajo la bandera del socialis­mo y claramente fue encabezado por la clase traba­jadora organizada en sus partidos. Este no ha sido todavía el caso de Venezuela o el de otros masivos levantamientos sociales en Latinoamérica como en Argentina, Bolivia o Ecuador.


La debilidad de la conciencia socialista en estos recientes eventos y sobre todo en Venezuela, se han convertido en una gran dificultad y dará paso a una prolongada lucha. La ausencia de una alternativa socialista revolucionaria puede llevar a un reflujo de la lucha de clases, por un prolongado periodo de tiempo. En algunos países, debido al choque entre las clases pueden emerger regímenes híbridos. Tales gobiernos podrán entrar en pugna con el capitalismo y el imperialismo. Pueden atacar sus intereses económicos, pero no llevaran al derrocamiento del capitalismo y al establecimiento de un gobierno de democracia obrera.


El nacimiento en el próximo periodo de este tipo de regímenes es una posibilidad en algunos países. Una crisis profunda del capitalismo y una fuerte radicalización de la sociedad pueden empujar a líderes pequeño burgueses, incluyendo secciones de las fuerzas armadas, a ir más allá de lo que ellos mismos pensaron en sus ataques al capitalismo. Sin embar­go, si en estas condiciones la clase trabajadora no abraza la idea de la revolución socialista y esta ausente la presencia de un partido socialista revolucionario, ciertamente habrá un estancamiento en la lucha de clases durante un periodo. Este estancamiento no podrá durar indefinidamente y lle­vara eventualmente a la clase trabajadora a tomar el poder o al capitalismo a ser capaz de refirmar su con­trol sobre la sociedad.


Existen elementos de este proceso hoy en Venezuela. Aunque el capitalismo no ha sido derrocado, se han introducido importantes reformas. Se han distribuido entre cooperativas campesinas millones de acres de tier­ra Tres millones adicionales de personas jóvenes ha tenido acceso a la educación primaria y secundaria. Sobre un millón de personas ha salido del analfa­betismo. Estas reformas -hechas posibles principal­mente debido a los ingresos del petróleo y en parte tam­bién al apoyo que el gobierno ha recibido de Cuba- han ganado un entusiasta apoyo de las masas. Pero al mismo tiempo el gobierno a nivel económico solo ha realizado limitadas intervenciones contra los capitalistas.


La clase dominante ha perdido parcialmente el con­trol del aparato estatal. Ha tenido lugar una limitada purga en la casta militar, en los tribunales de justicia y en la administración y dirección de la poderosa compañía petrolera PDVSA. En las fuerzas armadas existe una clara división en la oficialidad. Un sector de oficiales de bajo rango está urgiendo a Chávez a que vaya más a la izquierda. Otro sector, encabezado por el General Raúl Baduel llama al gobierno a pro­ceder cautelosamente y aceptar la "vía constitu­cional". Otro sector quiere a Chávez fuera y apoya a la oposición. Pero la revolución no se ha movido aun para desafiar directamente al sistema capitalista o abrazar la idea del socialismo.


Las fuerzas reaccionarias están debilitadas y dividi­das, todavía no han logrado dar un golpe decisivo a la revolución. Esta debilidad de la reacción fue agudizada por las dos derrotas que ha sufrido por parte de las masas. El intento de golpe en abril del 2002 y la paralización patronal entre diciembre 2002 y enero 2003. Produjeron un cierto estancamiento en la lucha, pero la coyuntura aun es favorable para el movimiento revolucionario. Esta situación no podrá durar tanto tiempo. Lo sorprendente es que en Venezuela esta situación se ha extendido en el tiem­po sin que las fuerzas reaccionarias hayan podido dar un golpe decisivo contra el movimiento. Un factor significante se debe a que el imperialismo norteamericano ha centrado su preocupación en la crisis de Irak, lo que hasta hoy ha evitado que la adminis­tración de Bush actúe decididamente contra Chávez.


Tras cada derrota, la reacción nuevamente se ha reagrupado y preparado para golpear. La maniobra "legal" para intentar sacar a Chávez mediante un referéndum es lo último de una serie de intentos. El imperialismo y el capitalismo simplemente no se rinden. Ellos se preparan para golpear una y otra vez hasta que lo logren. A pesar de las limitadas reformas que el gobierno ha logrado introducir, se ha desarrol­lado una seria crisis económica, complicada por el sabotaje económico de la clase dominante y del impe­rialismo. Esto inevitablemente ha erosionado hasta cierto nivel el apoyo hacia Chávez, principalmente, entre la clase media. Dos tercios de la población todavía viven bajo la línea de la pobreza. El desempleo permanece en torno al 25% y -desde el punto de vista de los intereses de la clase media- la inflación esta lle­gando al 26% y es probable que siga subiendo.


Inicialmente, Chávez disfruto de un aplastante apoyo, alcanzando más de un 60% de la población. El fraca­so del régimen en romper con el capitalismo esta sig­nificando la imposibilidad de superar la crisis social, económica y política que envuelve a la sociedad. Esto esta corroyendo económicamente la posición de la clase media. La inestabilidad social existente y el fracaso del gobierno para resolverla han hecho que sectores de la clase media comiencen a mirar hacia la oposición para buscar soluciones a sus prob­lemas. Un programa socialista revolucionario debe incluir el llamado a la clase media para que apoye a un gobierno de trabajadores y campesinos que podría usar todo el talento de doctores, arquitectos, técnicos, científicos, etc., dentro de un plan socialista para reconstruir la economía.


Para reflejar la posición de la clase media en la sociedad podemos decir que esta tiene una tenden­cia a vacilar entre la burguesía y la clase trabajadora. Habiendo mirado hacia Chávez para dar solución a la crisis social, si este gobierno es incapaz de ofrecerle una perspectiva de solución, este sector desarrollara una antipatía y mirara hacia otra parte. Este proceso ha comenzado a desarrollarse en Venezuela. En cier­ta etapa incluso sectores de la clase trabajadora se verán envueltos si la crisis no es resuelta. El desarrollo de este proceso dará a las fuerzas de la contrarrevolución una base social que necesita para justificar y golpear mas fuerte en el futuro. Esto hoy es la mayor amenaza a la revolución.

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